Hasta mis 8 años viví a pocas cuadras de su casa. Vivía apenas saliendo del nucleo de Barrio marítimo.
Mi tío Coco siempre se reía de todo. Tenía un auto viejo tirado en su lote. Lo llamabamos LA BATATA.
En algún momento padeció de úlcera estomacal. Típico de los que se comen todos los sapos callados.
No sé de qué trabajaba en ese tiempo. Después fue carnicero en Villa Gesell, y después portero también allá.
Me parece notable como todos los Giménez volvieron de una u otra forma al mar. O al barrio marítimo. O yendo a pescar. O mudandose a Gesell.
Sé que el tío Coco sabía de albañilería. Recuerdo haberlo visto hacet el birrete de hoja de diario. El posta. Lamento no haber aprendido a hacerlo.
El tío Coco era muy alto. Y estoy seguro que ha sido una gran persona, sin maldad visible. Seguro ha tenido sus miserias como todos, pero yo las desconozco. Recuerdo que me tenía infinita paciencia. No así su esposa, que quedó en mi recuerdo como una persona con poca tolerancia, y con dos caras.
En una cadena de anomia, de sin sentido, no se deja huella. Y no estoy hablando del nombre en la calle, ni del busto de bronce, o al menos de yeso. No. Las pizzas que hacía el tío Cacho! Que además juntaba válvulas en una valija enterrada bajo una ventana en villa España. Que además se propuso aprender física espacial siendo de madera en matemáticas (según él). Que además inventó un magnetizador que lograba estafar a la compañía eléctrica (pat.pend.)... Y además cazó una iguana (que creo que no cazó).
Y un largo etcétera con ovnis incluidos.
Dejar una huella es resultado de tener un propósito.
A mí me tomó mucho trabajo encontrar un propósito. Perdí el rumbo varias veces. En la infancia. En la adolescencia. Y un poquito de vez en cuando. Y en el pantano del sinsentido se corre mucho peligro. Creo que explica lo que padecen las personas de los tiempos que corren... Estan encandilados por el modelo materialista. Y hasta cuándo creen liberarse, en realidad se rebelan. Y la trampa de la rebelión es vivir determinado por la sombra del paradigma rechazado. Y eso es tenerlo presente cada instante. Es ser esclavo, desde afuera. Y esa es una forma diferente de vivir sin otro propósito que NO SER TAL COSA. La profesía gana eficacia y poder.
Es muy peligroso estar sin rumbo. Como dice el dicho: asegurate de estar trabajando por lograr tus sueños, porque de otro modo, estarás trabajando por los de otro.