Esta es mi jaula.
Hoy me di cuenta como construí mi jaula. Desde siempre, la frase "Yo necesito" fue la causa, el comienzo de la construcción de esta, mi jaula de barrotes de oro. Caminaba y veía las cosas que "Yo necesitaba". La necesidad es la ficción que construye barrote a barrote, la pequeña jaula que nos protege de la libertad. Necesitaba un tanque a control remoto; claro, el vecino tenia uno. Y claro, teniendo menos que el vecino, que el de al lado, me sentía inseguro. La libertad de no tener era la trampa. Teniendo rejas en cada ventana, aumenta la sensación de seguridad. La libertad de no tener nada es muy peligrosa para el ser domesticado. Y después del tanque de juguete seria la bicicleta Toyama con cambios, y el primer auto después. Y cuando te das cuenta, como yo me di cuenta hoy, estas rodeado de bienes, de barrotes en las ventanas, en las puertas. No sea cosa que te lo quiten… al tanque, al auto, a las rejas, al grillete dorado que impide que te muevas, que te quita la libertad. La peligrosísima libertad de ir a donde sea, sin temor a dejar cosas atrás. La jaula tramposa. ¿Cómo caí en la trampa? Así, sin preguntar, sin desconfiar, sin protestar… Somos tan tontos… Y ahora preguntando por el principio, ves todas las cosas que te tienen atrapado; veo todas las pertenencias a las que pertenezco; las que me definen. Me asfixian y me aceleran el pulso cada vez que intento salir. ¡Gracias a Dios! Tengo mis pertenencias que me atan a la silla, que me traban las puertas; puedo usar mi vehiculo para trancar el portón; puedo apoyar mis voluminosos equipos electrónicos contra las puertas, para que nadie pueda abrirlas… ni siquiera yo. Las cerraduras no son lo suficientemente seguras. La cama traba la ventana. Hay que poner algo para tapar la boca de la chimenea. Asegurarme de que nunca pueda padecer la perdida de mis valiosos objetos dorados. Total, ni falta hace salir a la calle para procurarme otro barrote, otro eslabón en la cadena de mi grillete brillante. Ya tengo lo que necesitaba para no salir: teléfono, internet, radio, pizza a domicilio, shopping virtual, sexo virtual, mascota virtual, alimento virtual para llenar el vacío de la libertad de hacer algo; lo que sea. Pero, claro. Ahora veo claro. Claro, claro. Oscuramente claro. Todo era un plan claramente diagramado. No me falta el gps, para viajar lejos. Ya me di cuenta. Apile muchas cosas contra las puertas y las ventanas… ya no tengo muchos lugares, espacios libres para poner lo que "Yo necesito". Solo me queda el espacio virtual; y el espacio interno. Dentro mío hay algo vacío que pide, que "necesita" algo más. Estos treintaypico de años metiéndole cosas, no lo llenaron. ¡¿Cómo lo van a llenar?! A esta altura del partido, lo que no me doy cuenta que "Yo necesito" empiezo a sospechar que esta afuera… y creo que no se puede pedir por teléfono, call-tv, internet, ni radio-llamado. Y calculo que "Yo necesitaría" salir a buscarlo. Y comprármelo urgente. ¿Cuánto saldrá? ¿Efectivo o tarjeta? ¿Vendrá en diferentes espesores, colores, talles, sabores? ¿Muy lejos tendré que viajar para conseguir eso? Porque el auto no lo saco ni loco de su lugar contra el portón… calculo que voy a tener que caminar. No me voy a poner las mejores zapatillas… Hay gente que querría quitármelas. Hay mucha envidia afuera. Baja tolerancia a la frustración.
Hoy me di cuenta como construí mi jaula. Desde siempre, la frase "Yo necesito" fue la causa, el comienzo de la construcción de esta, mi jaula de barrotes de oro. Caminaba y veía las cosas que "Yo necesitaba". La necesidad es la ficción que construye barrote a barrote, la pequeña jaula que nos protege de la libertad. Necesitaba un tanque a control remoto; claro, el vecino tenia uno. Y claro, teniendo menos que el vecino, que el de al lado, me sentía inseguro. La libertad de no tener era la trampa. Teniendo rejas en cada ventana, aumenta la sensación de seguridad. La libertad de no tener nada es muy peligrosa para el ser domesticado. Y después del tanque de juguete seria la bicicleta Toyama con cambios, y el primer auto después. Y cuando te das cuenta, como yo me di cuenta hoy, estas rodeado de bienes, de barrotes en las ventanas, en las puertas. No sea cosa que te lo quiten… al tanque, al auto, a las rejas, al grillete dorado que impide que te muevas, que te quita la libertad. La peligrosísima libertad de ir a donde sea, sin temor a dejar cosas atrás. La jaula tramposa. ¿Cómo caí en la trampa? Así, sin preguntar, sin desconfiar, sin protestar… Somos tan tontos… Y ahora preguntando por el principio, ves todas las cosas que te tienen atrapado; veo todas las pertenencias a las que pertenezco; las que me definen. Me asfixian y me aceleran el pulso cada vez que intento salir. ¡Gracias a Dios! Tengo mis pertenencias que me atan a la silla, que me traban las puertas; puedo usar mi vehiculo para trancar el portón; puedo apoyar mis voluminosos equipos electrónicos contra las puertas, para que nadie pueda abrirlas… ni siquiera yo. Las cerraduras no son lo suficientemente seguras. La cama traba la ventana. Hay que poner algo para tapar la boca de la chimenea. Asegurarme de que nunca pueda padecer la perdida de mis valiosos objetos dorados. Total, ni falta hace salir a la calle para procurarme otro barrote, otro eslabón en la cadena de mi grillete brillante. Ya tengo lo que necesitaba para no salir: teléfono, internet, radio, pizza a domicilio, shopping virtual, sexo virtual, mascota virtual, alimento virtual para llenar el vacío de la libertad de hacer algo; lo que sea. Pero, claro. Ahora veo claro. Claro, claro. Oscuramente claro. Todo era un plan claramente diagramado. No me falta el gps, para viajar lejos. Ya me di cuenta. Apile muchas cosas contra las puertas y las ventanas… ya no tengo muchos lugares, espacios libres para poner lo que "Yo necesito". Solo me queda el espacio virtual; y el espacio interno. Dentro mío hay algo vacío que pide, que "necesita" algo más. Estos treintaypico de años metiéndole cosas, no lo llenaron. ¡¿Cómo lo van a llenar?! A esta altura del partido, lo que no me doy cuenta que "Yo necesito" empiezo a sospechar que esta afuera… y creo que no se puede pedir por teléfono, call-tv, internet, ni radio-llamado. Y calculo que "Yo necesitaría" salir a buscarlo. Y comprármelo urgente. ¿Cuánto saldrá? ¿Efectivo o tarjeta? ¿Vendrá en diferentes espesores, colores, talles, sabores? ¿Muy lejos tendré que viajar para conseguir eso? Porque el auto no lo saco ni loco de su lugar contra el portón… calculo que voy a tener que caminar. No me voy a poner las mejores zapatillas… Hay gente que querría quitármelas. Hay mucha envidia afuera. Baja tolerancia a la frustración.
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