Yo nunca fui goloso; a decir verdad, siempre preferí un buen sanguche de salame antes que cualquier dulce. Pero heme aquí acaramelando unos cuantos bits para aquella persona a la que falle en enviar un disparo discutidor. ¿Cómo se acaramela; cómo se endulza in efigie, en la ausencia total de persona-biscochuelo, de base alguna sobre la cual verter almíbares, azucares y otros tantos enemigos de la glucemia? Únicamente que saliera ya mismo a buscar algún postre Balcarce virtual... pero a esta hora sabemos todos que ya no quedan delicias en las góndolas de las estaciones de servicio... menos que menos en vísperas de otro día lluvioso de miércoles... Por eso heme aquí improvisando bocadillos de e-mail denticidas para ser engullidos por una persona demasiado virtual para mi gusto gourmet de presencias visuales (y si algo táctiles, "más mejor"). Insisto por eso en mi culinaria queja de chef, maestro de tortas epistolares para gente que no teme a la aguja de la balanza... ¡Cocina golosinas para mi! me dice... y me amaga con una cámara despeinada, como quien pide un aplauso para el asador... amasador en todo caso. Yo le voy a endulzar el buzón de hotmail, vas a ver cómo. A una persona que no conozco 2 (la venganza) No puedo ponerle una palabra junto al oído. Esta ves, el desafío redobla la apuesta. Acercarse y soplar un cabello rebelde por la espalda no es una opción; ni imaginar su peinado de martes por la noche como para, por lo menos, alimentar la fantasía agnóstica esta. Será cuestión de tirar confites al boleo; de adivinar al menos algún lunar en algún hombro o alguna sonrisa entre líneas times new romance... No sé. Primero no sé por que me embarco en estas locuras a pedido... bah... si se... será que soy un nostálgico de correos anónimos y de cartas adolescentes que nunca llegaron. No se (bis). No puedo negarme a una invitación a practicar la más noble de las aplicaciones del idioma en el cual me toco aprender a comunicarme: tratar de tocar a alguien con una palabra... y que dicen que el español es el que más cerca de lograrlo te pone. Pero para acercarse a fuerza de verbos sustantivos, de algún adjetivo bien puesto, hay que tener sobre qué ponerlo. Así que: mi ultimátum: AHORA TE TOCA A VOS: respuesta y rostro o no hay mas trato
:p eGo (no hay mas dulce en la alacena)
miércoles, septiembre 03, 2008
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