El karate y su relación con la meditación en términos orientales y occidentales. Todos los que practicamos karate llegamos al día (generalmente el primer día) en el que oímos: "Seisa! Mokuso!", y durante los primeros tiempos, que variaran según la persona (la cultura de la que proviene, su edad, su estructura psíquica, sus conocimientos previos en la difícil tarea de mantener los ojos cerrados y permanecer en silencio, sin mas directiva que esa, etc.), diferente será su experiencia interior frente al comando del Sempai. Claro: lo que luego de un tiempo de práctica sabremos, es que lo que se espera de nosotros durante el Rei-Shigi, es que MEDITEMOS.
Desglosemos las variables mencionadas entonces:
La cultura de la que uno proviene, en este caso nos interesa, en tanto uno haya sido criado según los usos y costumbres orientales u occidentales. Atengámonos a esa díada; a ese versus. Sucede que, para la cultura occidental, MEDITAR, es sinónimo de
*reflexionar
*ponderar
*rumiar
*pensar
En otras palabras, en occidente parece que mientras meditamos, asociamos ideas; una serie de imágenes suceden en el telón de la conciencia. Se frunce el seño, se aprietan los dientes, hacemos un esfuerzo, nos rascamos la coronilla… Vaya uno a saber cuándo MEDITAR se convirtió en semejante aberración!!!
Ahora, otra es la historia si uno tiene los ojos rasgados:
Meditar se parece mucho a lo que en occidente entendemos por PONER LA MENTE EN BLANCO. Y cuánto se nos hará difícil, si lo mas aproximado que conseguimos proviene de las lamentables sugerencias de algún especialista en los temas de la mente con buenas intenciones pero poca idea, cuando con acento neutro nos dice "piense en un papel blanco, o en una pizarra blanca, o en la pantalla del cine, o… en fin" y no se da cuenta que de arranque venia de nalgas: "PIENSE".
A la persona del otro lado del meridiano de Greenwich le dirán: "No piense", "Detenga el transcurso de las ideas", "Concentre su atención en este sonido, en los latidos de su corazón, en su respiración, en la tensión muscular (que en Seisa existe y cómo!)", "sea uno con su entorno"… Claro: lo que este gurú le sugiere, nada tiene que ver con pensar, sino mas bien tiene que ver con descentrar la atención, dejar de atender a la mente racional y abrir la puerta a otra, a esa que, ya luego de un largo período de practica de Karate, conocemos ese día que el Sensei nos contó Zen repeticiones de lo que sea que su capricho y su sabiduría determinó. Ya dejamos de pensar. No queda suficiente energía como para desperdiciarla en cavilaciones que solo atentan contra la voluntad!
La edad de quien está ahí sentado con los ojos cerrados es crucial:
Aquí, en occidente, los niños menores de, digamos, 13 años, no están educados en otra cosa que en lo que la materialidad puede sustentar. Qué???!!!
Pongámoslo así: cómo enseña la maestra de infantes a contar? Pues con manzanas! Que otra idea puede ocurrírsele? Llevamos siglos contando manzanas! Partiendo de ese día, y si no fuera por las clases de música y educación física, poco vuelo se les pide a las mentecitas menores de 13, por sugerir una edad de referencia. Y las clases de música, a veces, bueh!
Y fíjense que en otros horizontes, las artes marciales (con lo de artes, al menos, y bien entendidas, haríamos algo por acá) ya son parte de la currícula desde el principio. La transmisión de los valores (ni entremos en tema refiriéndonos a nuestros pagos, ok?) se hará por allá, encuadrada en arraigadísimas concepciones filosóficas y religiosas ("paso", dijo el ministro de educación de la Argentina).
Entonces, nuestra educación logra recién introducir a los niños al pensamiento formal recién alrededor de los 14. Y sin el mismo, difícil sería explicar como "abandonarse al devenir de las cosas".
Con respecto a la estructura psíquica qué podemos decir?...
Digamos al menos esto: para que una psique se desarrolle lo suficiente como para tener algo de "vuelo intelectual" harán falta una serie de ingredientes entre los que podemos contar: comida, juego, ambiente medianamente sano, y descontado el no haber sufrido alguna enfermedad que afecte al sistema nervioso. Y el orden es mas o menos estricto, ya que, sin comida, no hay Karate; menos que menos Sa-Zen. Aunque se me podrá discutir que los Yoguis realizan largos ayunos para purificar la mente (lo mismo las "Vírgenes" a la vieja usanza). Si, es cierto. Pero si ayunan desde el nacimiento o durante los momentos cruciales del desarrollo psiconeuromuscular… bueno; supongo que se sobre entiende. Juego, porque es a través del juego que el niño aprehende el mundo y canaliza las falencias del siguiente ítem: "ambiente medianamente sano". Por ello nos referimos tanto a la diferencia que hallaremos entre una persona que creció expuesta a intoxicaciones físicas, como a las que hayan sido intoxicadas emocionalmente. Será gracias al juego que se podrán, en el mejor de los casos, canalizar las segundas. Y una vez más me pueden objetar que una situación límite, lleva a la mente a volar prematuramente. Es también cierto. A Dostoievski lo expusieron a presenciar el asesinato de su padre y escribió "Los hermanos Karamazov". Pero otra hubiera sido la historia si hubiera practicado Karate. Ya que los traumas no tramitados a través de la meditación (eso es lo que debería suceder, y en términos estrictos dentro de un consultorio psicológico), dan lugar a los síntomas en la madurez. Y escribir un libro donde sucede el parricidio, viniendo del mencionado autor… bueno; a mí me suena sintomático!
Resumiendo: no cualquier persona logrará MEDITAR rápidamente.
Y para embarrarla del todo, es vox populi que atravesamos la era de la imagen! Los niños de hoy crecen mirando televisión. No hay ratos de silencio, con excepción de los últimos refugios occidentales de la hostigación a los sentidos: Una Iglesia, un cementerio, un funeral, un eventual acto conmemorativo y por demás y de última moda, un consultorio de psicoanalista. Por todo esto, cuando escuchamos "Seisa! Mokuso!", gracias a la bendita suerte, tenemos alguien que al principio nos orientara a pensar en lo que practicamos y/o vamos a practicar; nos sugerirá dejar los problemas fuera del tatami, y en última instancia… ICHI, NI, SAN, SHI… ZEN.
Desglosemos las variables mencionadas entonces:
La cultura de la que uno proviene, en este caso nos interesa, en tanto uno haya sido criado según los usos y costumbres orientales u occidentales. Atengámonos a esa díada; a ese versus. Sucede que, para la cultura occidental, MEDITAR, es sinónimo de
*reflexionar
*ponderar
*rumiar
*pensar
En otras palabras, en occidente parece que mientras meditamos, asociamos ideas; una serie de imágenes suceden en el telón de la conciencia. Se frunce el seño, se aprietan los dientes, hacemos un esfuerzo, nos rascamos la coronilla… Vaya uno a saber cuándo MEDITAR se convirtió en semejante aberración!!!
Ahora, otra es la historia si uno tiene los ojos rasgados:
Meditar se parece mucho a lo que en occidente entendemos por PONER LA MENTE EN BLANCO. Y cuánto se nos hará difícil, si lo mas aproximado que conseguimos proviene de las lamentables sugerencias de algún especialista en los temas de la mente con buenas intenciones pero poca idea, cuando con acento neutro nos dice "piense en un papel blanco, o en una pizarra blanca, o en la pantalla del cine, o… en fin" y no se da cuenta que de arranque venia de nalgas: "PIENSE".
A la persona del otro lado del meridiano de Greenwich le dirán: "No piense", "Detenga el transcurso de las ideas", "Concentre su atención en este sonido, en los latidos de su corazón, en su respiración, en la tensión muscular (que en Seisa existe y cómo!)", "sea uno con su entorno"… Claro: lo que este gurú le sugiere, nada tiene que ver con pensar, sino mas bien tiene que ver con descentrar la atención, dejar de atender a la mente racional y abrir la puerta a otra, a esa que, ya luego de un largo período de practica de Karate, conocemos ese día que el Sensei nos contó Zen repeticiones de lo que sea que su capricho y su sabiduría determinó. Ya dejamos de pensar. No queda suficiente energía como para desperdiciarla en cavilaciones que solo atentan contra la voluntad!
La edad de quien está ahí sentado con los ojos cerrados es crucial:
Aquí, en occidente, los niños menores de, digamos, 13 años, no están educados en otra cosa que en lo que la materialidad puede sustentar. Qué???!!!
Pongámoslo así: cómo enseña la maestra de infantes a contar? Pues con manzanas! Que otra idea puede ocurrírsele? Llevamos siglos contando manzanas! Partiendo de ese día, y si no fuera por las clases de música y educación física, poco vuelo se les pide a las mentecitas menores de 13, por sugerir una edad de referencia. Y las clases de música, a veces, bueh!
Y fíjense que en otros horizontes, las artes marciales (con lo de artes, al menos, y bien entendidas, haríamos algo por acá) ya son parte de la currícula desde el principio. La transmisión de los valores (ni entremos en tema refiriéndonos a nuestros pagos, ok?) se hará por allá, encuadrada en arraigadísimas concepciones filosóficas y religiosas ("paso", dijo el ministro de educación de la Argentina).
Entonces, nuestra educación logra recién introducir a los niños al pensamiento formal recién alrededor de los 14. Y sin el mismo, difícil sería explicar como "abandonarse al devenir de las cosas".
Con respecto a la estructura psíquica qué podemos decir?...
Digamos al menos esto: para que una psique se desarrolle lo suficiente como para tener algo de "vuelo intelectual" harán falta una serie de ingredientes entre los que podemos contar: comida, juego, ambiente medianamente sano, y descontado el no haber sufrido alguna enfermedad que afecte al sistema nervioso. Y el orden es mas o menos estricto, ya que, sin comida, no hay Karate; menos que menos Sa-Zen. Aunque se me podrá discutir que los Yoguis realizan largos ayunos para purificar la mente (lo mismo las "Vírgenes" a la vieja usanza). Si, es cierto. Pero si ayunan desde el nacimiento o durante los momentos cruciales del desarrollo psiconeuromuscular… bueno; supongo que se sobre entiende. Juego, porque es a través del juego que el niño aprehende el mundo y canaliza las falencias del siguiente ítem: "ambiente medianamente sano". Por ello nos referimos tanto a la diferencia que hallaremos entre una persona que creció expuesta a intoxicaciones físicas, como a las que hayan sido intoxicadas emocionalmente. Será gracias al juego que se podrán, en el mejor de los casos, canalizar las segundas. Y una vez más me pueden objetar que una situación límite, lleva a la mente a volar prematuramente. Es también cierto. A Dostoievski lo expusieron a presenciar el asesinato de su padre y escribió "Los hermanos Karamazov". Pero otra hubiera sido la historia si hubiera practicado Karate. Ya que los traumas no tramitados a través de la meditación (eso es lo que debería suceder, y en términos estrictos dentro de un consultorio psicológico), dan lugar a los síntomas en la madurez. Y escribir un libro donde sucede el parricidio, viniendo del mencionado autor… bueno; a mí me suena sintomático!
Resumiendo: no cualquier persona logrará MEDITAR rápidamente.
Y para embarrarla del todo, es vox populi que atravesamos la era de la imagen! Los niños de hoy crecen mirando televisión. No hay ratos de silencio, con excepción de los últimos refugios occidentales de la hostigación a los sentidos: Una Iglesia, un cementerio, un funeral, un eventual acto conmemorativo y por demás y de última moda, un consultorio de psicoanalista. Por todo esto, cuando escuchamos "Seisa! Mokuso!", gracias a la bendita suerte, tenemos alguien que al principio nos orientara a pensar en lo que practicamos y/o vamos a practicar; nos sugerirá dejar los problemas fuera del tatami, y en última instancia… ICHI, NI, SAN, SHI… ZEN.
2 comentarios:
muy buena la esplicacion te felicito
Me encantó! Hasta lo entendí y todo!
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