miércoles, septiembre 03, 2008


Un deseo nocturno en cada sueño; no es poesía, ni palabra de Freud en sentido estricto. Pero es verdad que hay ciertos privilegiados con la capacidad de soñar su deseo, y en el otro mundo, donde las almas nos encontramos a la velocidad de una sinapsis, se desatan bacanales y dionisiacas a la vez, las partusas mas descontroladas; amores sin lecho, rodeados de gente flotando o intentando beber sin remedio de una jarra que vuelca vino, agua, coca-cola, y líquidos diversos que nunca sacian sed alguna. Otros tantos luchando estériles peleas de golpes inocuos, amortiguados por quien sabe que fuerza. Y no olvidar los corredores austeros que ni a una tortuga alcanzarían... porque los deseos nocturnos son siempre caprichosamente insatisfechos... ¿No?

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