Una sola energía; una sola vida. 2
de Juan Pablo París, el Martes, 22 de septiembre de 2009 a las 20:48
Es un buen momento para plantear una serie de paradojas que exprimen mi alma: una canilla gotea. Un crimen ecológico. Mmmnosé… Una canilla que gotea, deja correr litros y litros de agua potable; pero amigo, la devuelve al ecosistema limpita, cuando al comienzo de su camino, esta vez, estaba contaminada. Se desperdicia la energía usada para limpiar esta agua? Mejor invertirla en eso que en la lamparita que hace comer al pollo sin parar, supongo. Y por otro lado, de ser ahorrada esta agua, lo será, en el mejor de los casos para ser bebida, aunque probablemente sea usada para lavar cabello con agentes no biodegradables, o un plato no tan engrasado y lo mismo con detergentes concentrados, en vez de con jabón blanco, como lo hacía mi abuela. Yo diría que en toda industria, mejor si gotearan.
Otro caso: todo se envuelve con plástico. Y si no se recicla, otro crimen ecológico aparente. Yo digo que prefiero el plástico en el depósito de relleno de residuos. Y lo prefiero así, por que reciclando el plástico, solo llenamos de dinero el bolsillo de un vivo. Si después de todo, un plástico bajo tierra, recapta parte del petróleo bajo la tierra; lo que de ahí abajo salió, mejor devolverlo así a su lugar. Es decir, hizo falta una cantidad de petróleo y de energía obtenida como sea, para hacer la bolsita. Y dado que propongo que estamos sobrecargando la atmosfera, la superficie de LA TIERRA con energía que ella sepulto en su momento, enterrar plástico se me antoja como una manera de devolver a la latencia ese excedente. De echo, un día, un colega me dijo casi en secreto -"yo creo en la teoría intervencionista de la evolución". Esto sería algo así como que "algo" viene y retoca la vida de tanto en tanto, según alguna forma de plan, acá en LA TIERRA (al menos). Muchas veces me pregunté a quién se le habrá ocurrido que una piedra negra, gracias a una tecnología llamada fragua, se podía fundir. Porque el metal es una piedra más si uno no sabe de antemano su propiedad de ser fundida, colada, forjada. Una piedra roñosa entre otras. La conjugación de dos ideas tan complejas en una mente tan primitiva… Es raro. Sobre todo hoy día que se conoce que los grandes descubrimientos surgen del error o de la casualidad… porque no lavar el laboratorio antes de las vacaciones y descubrir la penicilina… Vamos! Decía, entonces, que si tomamos como posible la idea intervencionista, la tecnología del plástico, se me antoja a intento de rescatarnos del error. Somos adictos al petróleo, dice un vecino mío. Y es tan verosímil que mejor dejar la idea suelta. Y ahora andamos asustados con la posibilidad del agotamiento del mismo. Somos una especie holgazana. Solo pensamos en ahorrar esfuerzo. Como si pudiéramos vivir sin invertir la energía que nos sobra. En tanto nació el comercio, la industria alimentaria y a de la energía, el capitalismo, la humanidad se ha vuelto el gran CRIADERO de gente ociosa. El que me diga que no es una soberana estupidez levantar un objeto para dejarlo en su lugar, repetidamente y sin otro propósito de consumir la energía excedente, resultado de vivir en un criadero que te mete todo en la boca, como sucede en los gallineros industriales; todos pollos trabados por el cuello frente a una banda que distribuye comida las veinticuatro horas, ya que mientras haya luz, el pollo come. Nadie se preguntó qué cuernos queremos iluminar con tanta luz en la ciudad cuando el 90 porciento del tiempo, muchísimas luminarias no ven pasar a nadie durante horas y existiendo la tecnología que enciende la luz al paso? Para qué una luz donde nadie pasa? Un buen día, tomaba café en lo de "El gitano" (un pintoresco personaje del pueblo de Lobos, acá en la provincia de Buenos Aires) y charlando con un gaucho hecho y derecho, él me contaba del día que un agente de la compañía de electricidad lo quería convencer de conectarse a la red. El me cuenta entonces -"yo le dije que no! ¿Qué va a querer ver el indio de noche que no pueda ver de día?". Y tenía razón. Somos animales con el ritmo circadiano alterado. Vivimos en EL CRIADERO, que no es otra cosa que una maquinaria muy eficiente que distribuye LA ENERGÍA para que sean posibles tantos humanos. Sin esta maquinaria que, según el criterio de la ingeniería, al centralizar el esfuerzo, maximiza el aprovechamiento, la carne no estaría en la carnicería. El gas, no encendería la llama. La electricidad no iluminaría la lámpara. Si cada quién debiera procurarse la energía, es decir, por ejemplo, combustible y alimento, mucha menos gente caminaría por la superficie de LA TIERRA. Y como EL CRIADERO funciona bastante bien, tenemos excedente como para caminar para no ir a ningún lado o pedaleamos en objetos fijos al suelo.
Y el dinero? Ay! El tema del dinero es fantástico. Estamos tan enajenados de la vida misma que hemos encontrado una trampa para acumular LA ENERGÍA extraída del excedente que el criadero deja disponible. El dinero está tan emparentado con la adiposidad. Fijensé que de aquella persona de la que más energía se explota, difícilmente la tenga (ni la plata, ni la grasa).
Otro caso: todo se envuelve con plástico. Y si no se recicla, otro crimen ecológico aparente. Yo digo que prefiero el plástico en el depósito de relleno de residuos. Y lo prefiero así, por que reciclando el plástico, solo llenamos de dinero el bolsillo de un vivo. Si después de todo, un plástico bajo tierra, recapta parte del petróleo bajo la tierra; lo que de ahí abajo salió, mejor devolverlo así a su lugar. Es decir, hizo falta una cantidad de petróleo y de energía obtenida como sea, para hacer la bolsita. Y dado que propongo que estamos sobrecargando la atmosfera, la superficie de LA TIERRA con energía que ella sepulto en su momento, enterrar plástico se me antoja como una manera de devolver a la latencia ese excedente. De echo, un día, un colega me dijo casi en secreto -"yo creo en la teoría intervencionista de la evolución". Esto sería algo así como que "algo" viene y retoca la vida de tanto en tanto, según alguna forma de plan, acá en LA TIERRA (al menos). Muchas veces me pregunté a quién se le habrá ocurrido que una piedra negra, gracias a una tecnología llamada fragua, se podía fundir. Porque el metal es una piedra más si uno no sabe de antemano su propiedad de ser fundida, colada, forjada. Una piedra roñosa entre otras. La conjugación de dos ideas tan complejas en una mente tan primitiva… Es raro. Sobre todo hoy día que se conoce que los grandes descubrimientos surgen del error o de la casualidad… porque no lavar el laboratorio antes de las vacaciones y descubrir la penicilina… Vamos! Decía, entonces, que si tomamos como posible la idea intervencionista, la tecnología del plástico, se me antoja a intento de rescatarnos del error. Somos adictos al petróleo, dice un vecino mío. Y es tan verosímil que mejor dejar la idea suelta. Y ahora andamos asustados con la posibilidad del agotamiento del mismo. Somos una especie holgazana. Solo pensamos en ahorrar esfuerzo. Como si pudiéramos vivir sin invertir la energía que nos sobra. En tanto nació el comercio, la industria alimentaria y a de la energía, el capitalismo, la humanidad se ha vuelto el gran CRIADERO de gente ociosa. El que me diga que no es una soberana estupidez levantar un objeto para dejarlo en su lugar, repetidamente y sin otro propósito de consumir la energía excedente, resultado de vivir en un criadero que te mete todo en la boca, como sucede en los gallineros industriales; todos pollos trabados por el cuello frente a una banda que distribuye comida las veinticuatro horas, ya que mientras haya luz, el pollo come. Nadie se preguntó qué cuernos queremos iluminar con tanta luz en la ciudad cuando el 90 porciento del tiempo, muchísimas luminarias no ven pasar a nadie durante horas y existiendo la tecnología que enciende la luz al paso? Para qué una luz donde nadie pasa? Un buen día, tomaba café en lo de "El gitano" (un pintoresco personaje del pueblo de Lobos, acá en la provincia de Buenos Aires) y charlando con un gaucho hecho y derecho, él me contaba del día que un agente de la compañía de electricidad lo quería convencer de conectarse a la red. El me cuenta entonces -"yo le dije que no! ¿Qué va a querer ver el indio de noche que no pueda ver de día?". Y tenía razón. Somos animales con el ritmo circadiano alterado. Vivimos en EL CRIADERO, que no es otra cosa que una maquinaria muy eficiente que distribuye LA ENERGÍA para que sean posibles tantos humanos. Sin esta maquinaria que, según el criterio de la ingeniería, al centralizar el esfuerzo, maximiza el aprovechamiento, la carne no estaría en la carnicería. El gas, no encendería la llama. La electricidad no iluminaría la lámpara. Si cada quién debiera procurarse la energía, es decir, por ejemplo, combustible y alimento, mucha menos gente caminaría por la superficie de LA TIERRA. Y como EL CRIADERO funciona bastante bien, tenemos excedente como para caminar para no ir a ningún lado o pedaleamos en objetos fijos al suelo.
Y el dinero? Ay! El tema del dinero es fantástico. Estamos tan enajenados de la vida misma que hemos encontrado una trampa para acumular LA ENERGÍA extraída del excedente que el criadero deja disponible. El dinero está tan emparentado con la adiposidad. Fijensé que de aquella persona de la que más energía se explota, difícilmente la tenga (ni la plata, ni la grasa).
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