jueves, junio 25, 2009

Amici


Me gusta pensar que solo sé que soy amigo de mis amigos. Ellos saben cuán amigos míos son, y es lo único que importa.
Siempre me enseñaron que uno como amigo es el que se dice ¿qué puedo hacer hoy (aunque no sea todos los días, obvio) para que mi amigo sea un poco más feliz? Y el desafío es adivinar qué es lo que estaba haciendo falta a un amigo para que su vida sea un poquito mejor: una golosina (que uno siempre sabe cuál es la preferida de ese amigo), un llamado telefónico, una cebada de mate, una palabra de aliento, unos mangos (¿por qué no?), un hombro, una mano, un oído (alguna otra parte anatómica (dependiendo de hasta donde uno desea llegar, ¿No?)), una cama, un plato, un minuto de nuestra vida, un paseo, un consejo, un reproche (a veces hace falta), una buena cagada a pedos, una felicitación... ¡que trabajo arduo ser un amigo!, ¿no?
NO! definitivamente NO!!! Porque no sé cómo funciona, pero a mi particularmente me resulta de lo mas gratificante brindarme a un amigo, lo mas incondicionalmente que puedo. Nunca espero nada a cambio, porque sino serían mis clientes y no mis amigos. Así qué si sabes que tenés un amigo, sabé que hay alguien que está siempre que puede, mirando a ver qué hay que hacer, antes de que te des cuenta qué necesitas.

Y que de última, a veces pregunta.

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