sábado, junio 27, 2009

Rechanfles!

Lo importante es la pregunta. A la pregunta por qué es lo importante, contestamos que lo importante ES LA PREGUNTA. Le preguntamos a Dios como resolver la paradoja, y Él cada vez nos contesta que la respuesta esta en cada uno. Cada uno de aquellos que nos hicimos la pregunta y nos contestamos que la pregunta es la respuesta. ¿Cómo salir del circulo vicioso? Si sabemos que la respuesta es la pregunta, se supone que se saldría haciendo la pregunta. Uno pregunta: ¿qué debo hacer? La respuesta es que debemos decidir por nosotros mismos. Si decidimos por nosotros mismos, no hay nada que preguntar. Cada uno es el dueño de todas las respuestas. Dios es el saber absoluto; cada quien participa de este saber; luego, Dios esta en cada uno de nosotros. Yo me pregunto y Él me contesta. Parece que le salida de la paradoja es la creatividad. Porque sabiendo que la respuesta saldrá de cada quien, y que si uno la elige, se desprende que elige la que considera correcta (porque hasta eligiendo el error se desprende que el error es la salida en ese caso y que es lo que ese sujeto, en ese momento comprendió como lo mas acertado), que es lo mismo que dijo Sartre, el sujeto elige el bien, entonces quedamos en que siendo creativos hacemos el bien (¡eureka! Dios es infinita bondad; ¡feliz segunda coincidencia!). Y tomando las propias decisiones, salimos de la paradoja; mas ahora sabemos de la ganancia secundaria de ser un creativo: eligiendo uno, se consigue el bien. Pero: ¿cómo hace uno para elegir con absoluta libertad, estando inmerso en un estado de control? Sabemos que la respuesta es la pregunta, y que la pregunta es la respuesta. Es decir, llegando a comprender que uno esta en un aprieto para conseguir hacer siempre el bien mientras nos encontremos coartados por el estado de control, la pregunta ya es intrínseca a ese estado de las cosas. Y si entendemos que tomando el toro por las astas salimos del aprieto, queda elucidado el misterio. Ahora bien: uno entonces elegirá sin tener en cuenta la normativa, porque solo así se sale de la paradoja; pero entonces estamos en otra disyuntiva. Eligiendo con absoluta ignorancia de las normas, uno puede o bien, y por mera casualidad coincidir con lo reglamentado, o también es posible que quede al margen de la ley. He ahí una posible paradoja sobre la que habría que investigar. Porque si ya sabemos que solo es posible elegir el bien ¿quién fue el que dijo que eso que alguien elige esta mal? Teóricamente, la ley, es la ley del pueblo. Quien la dicta y quien la corrige es la gente. Pero ¿no es acaso transgredir una ley el decir que tal o cual ley esta mal? Y si esta contemplado en alguna norma el que las normas se pueden cambiar, ¿no es esto otra paradoja? Pasa que seguramente, esta normativa que contempla la posibilidad de trasgresión de las normas (modificación de las mismas) debe establecer una serie de condiciones que el pueblo ha de cumplimentar para poder cambiar una ley.
Señoras y señores: esto no es otra cosa que una clara causa de la alineación del sujeto que piensa. ¿Cómo se puede ser creativo bajo unas condiciones predeterminadas? Si existiera una regla que dijera que solo tienen valor los inventos imaginados o descubiertos mientras se está parado de cabeza, seguramente se detendría la ciencia (que es otro tema) por el resto de los tiempos, hasta que alguien, mientras pensando patas para arriba, se diera cuenta que ese estado no es el mejor para poder pensar, o al menos no el único. Y si sabemos que la creatividad es la única garantía de que el bien se expanda sobre la faz del planeta, inmediatamente nos damos cuenta de por qué el mundo está como está.

Continuara...

No hay comentarios.: